sábado, 21 de enero de 2017

George Orwell: Rebelión en la granja



Ser más de Huxley (Un mundo feliz) que de Orwell, -ambos los más célebres creadores de distopías en el siglo XX-, no significa dejar de aceptar que libros como Rebelión en la granja sean pequeñas obras maestras.

No está empleado al tun tun, el adjetivo: la edición que poseo apenas alcanza las sesenta y cinco páginas, ajustándose a las dimensiones de una novela corta. Si tuviera que poner una lectura obligatoria en la educación secundaria, sería ésta; breve y capaz de leerse en diferentes escalas de significado no excluyentes entre sí. 

Un niño interpreta Rebelión en la granja como una aventura entretenida de animales (cerdos, ovejas, perros...). De hecho, existe una adaptación norteamericana a película de dibujos, dirigida por John Stephenson.

Un adolescente se enfrenta ya a la obra como una crítica de George Orwell al comunismo ruso y en general a cualquier sistema que caiga en el idealismo. Es un proceso sublime ir advirtiendo cómo las promesas iniciales de una vida mejor se van convirtiendo poco a poco (porque el poder corrompe, porque la realidad nunca es idílica por demasiado tiempo) en la misma tiranía y penuria de un principio.

Da todavía más valor a la obra que realmente el escritor británico -nacido en la India- fuese un hombre de izquierdas, que advirtió en  sus compañeros profundas divisiones (incluso participó en la Guerra Civil española, escribiendo su Homenaje a Cataluña), hipocresías y deseos del poder por el poder, utilizando al pueblo como excusa.

Finalmente, en un posterior acercamiento, podemos acometer la lectura de este libro analizando su simbología: los hechos históricos reconvertidos, las diferentes especies animales como metáforas de las personalidades humanas...

Rebelión en la granja es también un resumen de las maniobras políticas más "sucias", a saber:

buscar a un contrario al que culpar de las penurias, las tragedias que sucedan: 

"¿Por qué, entonces, continuamos en esta mísera condición? Porque los seres humanos nos arrebatan casi todo el fruto de nuestro trabajo. Ahí está camaradas, la respuesta a todos nuestros problemas. Todo está explicado en una sola palabra: el Hombre. El hombre es el único enemigo que tenemos. Haced desaparecer al hombre de la escena y la causa motivadora de nuestra hambre y exceso de trabajo será abolida para siempre".

crear utopías:

"Eliminad tan sólo al Hombre y el fruto de nuestro trabajo nos pertenecerá. Casi de la noche a la mañana, nos volveríamos ricos y libres."

(...)

Y, además, reflexiona sobre la extraordinaria dificultad de que una sociedad sea realmente igualitaria. Tarde o temprano, unos y otros acaban asumiendo roles diferentes en la granja rebelada, hasta que son tan distintos entre ellos como lo eran del patrón. Sin dejar de lado la descripción de distintos perfiles del ciudadano que recibe las ideologías y estrategias políticas: ovejas que repiten sin más lo que escuchan, cerdos viejos que ya no creen en nada. 

Pero sobre todo es un manifiesto inteligente de cómo la historia la escriben los que están en el poder, y los medios de comunicación pueden distorsionar la realidad y determinar la conciencia que una sociedad tiene de sí misma. Hay que recordar que George Orwell ejerció el periodismo, de ahí su visión tan clara de determinados mecanismos para la manipulación: eufemismos, trampas lingüísticas, discursos, secretos, ocultaciones.

Su muerte a los 46 años en Londres por tuberculosis truncó la posibilidad de que nos dejara más obras después de ésta que nos ocupa y 1984.


Fotografía extraída de Photopin

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