sábado, 1 de octubre de 2016

Recomendación de la semana: Reigns (versión para móvil)



Quién me iba a decir que la primera crítica de un videojuego aparecida en este blog sería la de un juego de móvil, que en general me parecen (creo que podemos estar de acuerdo) entretenimientos vacíos para matar el rato, tan accesibles como huecos. Tristemente, la mayoría no superan por mucho a los saltos del dinosaurio en el buscador de Google cuando estás sin datos. Pero Reigns es una excepción, y empezaremos por ahí.

 Toca usar la lógica y ser buen político: tener a todos contentos. Mano izquierda y paciencia.

El juego consiste en el mantenimiento a lo largo del tiempo de una sociedad tradicional, siempre basada en la Edad Media. Se descubre América, la imprenta... pero la estructura es firme: una Iglesia católica poderosa, ejército con peso en la agenda política, pueblo y arcas del estado. Estos 4 parámetros deben ser controlados, ninguno de sus respectivos símbolos puede vaciarse ni llenarse, porque entonces, salvo as en la manga, estás muerto, y sigues jugando pero ya como sucesor. Las relaciones de poder son sumamente turbulentas, con sectores enfrentados a otros, por lo que tarde o temprano llega la fatalidad una vez más. Resistir medio siglo al mando del país -cuyo nombre nunca se indica- ya exige concentración y buena disposición de los astros. No hay dos partidas exactamente iguales, surgidas de la combinación de unas 700 cartas que van pasando. Si superas los retos adicionales que te plantea el juego, como tener un heredero o encontrar al traidor, se desbloquea un nuevo mazo. En cada naipe aparece representado un personaje que acude al trono, o simplemente una situación, y empujas la carta a la izquierda o a la derecha, tomando una decisión más o menos acertada.


Por ejemplo, en este caso, si empujas la carta a la izquierda, dices NO, y si la llevas a la derecha, le das la razón, lo cual obviamente supone un conflicto con la Iglesia (baja su barra). Otras respuestas son más complejas, por supuesto. Aunque te avisan a qué estamentos afecta la decisión, algunas veces es difícil intuir si mejorará o empeorará la situación de ese sector. Aquí existe algo de carga ideológica, por supuesto. Si das más poder a la Iglesia en la educación, ¿debería bajar o subir el monigote que representa al pueblo? Esto lo digo como apunte, lo más seguro es que no estemos en desacuerdo con las interpretaciones que han dado los programadores del juego. Todo sigue una lógica, quitando hombres-lobo y demás alegorías y bestias.

A medida que jugamos, vamos conformando una gran dinastía que podemos repasar en cualquier momento surcando la línea temporal.


Durante la partida, podemos conseguir hasta 4 bonificaciones especiales simultáneas, cada una otorga algún poder. Con la torre, evitamos la muerte al quedar sin ejército; si llegamos a "Edad Avanzada" las letras aparecerán de forma confusa; cuando colonizas un territorio, las arcas aumentarán cada segundo... Esto le da aún más vidilla al título, además de las mazmorras, los combates con espada (aunque paupérrimos), las licencias a la fantasía y a la magia, las conspiraciones...

Que pase el siguiente (rey)

El juego nos llega en un perfecto castellano que da gusto leer, respetando la amplitud de nuestro vocabulario. De hecho, constituye una especie de novela interactiva. Aunque las partidas son más o menos arbitrarias, sí que hay una serie de parámetros que construyen una historia -la de un reino- más allá de las partidas individuales. Al llegar al final del relato, con connotaciones metafísicas incluso, podemos empezar de nuevo para conseguir el objetivo secundario del juego, acumular coleccionables: ya sea las 26 formas distintas de morir -alguna ridícula-, los 40 hechos "históricos" o la totalidad de las cartas, unas 700. Esto es mucho más complicado...

De este general no te puedes fiar demasiado.

En resumen, un juego entretenido y enriquecedor, que valoro así:


Jugabilidad: 7
Su simpleza es un valor notable, aunque podía ser mucho más profundo, con acciones cuyas consecuencias duraran más en el tiempo, afectando al futuro de forma compleja. Destaca por su gran uso del lenguaje. El más aristotélico de los juegos, busca el término medio siempre y pasarán los años.
Precio: 9
No llega a los cuatro euros en Play Store.
Diversión: 9
Sumamente adictivo, no hacen falta más que cinco minutos para engancharse. A pesar de la práctica, un jugador experimentado puede morir temprano, y eso le añade un componente de pique sano con el juego. Suerte y atención para aguantar años en el poder.
Grado de dificultad: -
Depende de los objetivos que tengas en él. Aprender a jugar es instantáneo, y al año 2000 llegamos todos tarde o temprano, pero experimentar todas las posibilidades del juegos exigirá devanarse los sesos más a fondo. El dominio lleva días de exploración videojueguil.
Innovación: 8
Un soplo de aire fresco en los juegos para móviles, normalmente alienantes y genéricos.
Duración: 7
Se echa de menos un mayor número de cartas, que van apareciendo poco a poco. Conseguirlas todas llevará mucho, terminar la historia principal del juego, no tanto.
Gráficos: 5
Un estilo de dibujo tan simple -incluso cutre- como original. Trazos minimalistas con buen criterio, aunque quizás algo más de realismo gráfico nos sumergiría más en la historia.
Sonido: 5
A destacar la música misteriosa. Cumple su función.

NOTA: 7,5

Como nota aclaratoria, también hay versión para ordenador, pero aquí valoramos la diseñada para Smartphone.

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