jueves, 23 de marzo de 2017

Fernando Pessoa: 10 mandamientos del Libro del Desasosiego (PARTE 1)


Título del libro: Libro del Desasosiego (de Bernardo Soares)
Fecha de publicación original: 1982

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Pese a lo que estas cuatrocientas páginas puedan aparentar, Bernardo Soares, su supuesto autor, nunca existió. Es sólo uno de los múltiples hetorónimos, personalidades, máscaras en las que quiso esconderse o escindirse Fernando Pessoa para su acción filosófica, poética y narrativa. 

Pessoa no sólo imaginaba personajes: también escritores, con su propio estilo, circunstancias y sensibilidad. Su obsesión llegó al punto de realizar críticas literarias de obras que había escrito él mismo, bajo otro seudónimo. ¿Y quién es Pessoa? Pues quizás el más estudiado y celebrado escritor de la lengua portuguesa. De él hoy traemos su temido Libro del Desasosiego.

La primera edición de esta obra se publicó en 1982, pero Pessoa ya había muerto casi medio siglo antes, en 1935. El escritor no llegó a ver la Segunda Guerra Mundial pero dejó a su paso miles y miles de folios escritos, que fueron ordenando multitud de estudiosos, y aún hoy por hoy Pessoa está más vivo que muchos escritores actuales. 

El libro del desasosiego está compuesto de cientos de fragmentos; como diario de Soares, siempre escrito en prosa pero con el más poético de los lenguajes. Reflexiona sobre la vida y su sentido (bajo la sombra del nihilismo), el arte, la conciencia, el paisaje de Lisboa que cubre sus ojos. 

Como el propio autor jamás lo terminó en vida, hay cientos de "libros del desasosiego", según el número de fragmentos escogidos, su orden y tratamiento. Es una lectura densa y difícil, pero que esconde auténticas joyas; y sus vastas dimensiones podría reducirlas cada uno según su propio sentido de la perfección, hasta llegar a la verdadera obra, al igual que los escultores del Renacimiento trabajaban la piedra hasta reducirla a un torso o una divinidad en sandalias. 

Así que en esta entrada y la siguiente os dejaré un breve resumen de las fracciones que, según este modesto lector, más valen el esfuerzo de la lectura y representan esta obra maestra de la literatura, esta "biografía sin hechos, historia sin vida", porque Soares es un hombre que hace su trabajo y se tumba a pensar la vida, sentirla a través del intelecto y las ventanas de su oficina. 

Es fatalista, es honesto. "¿Qué tiene alguien que confesar que valga la pena o que sirva? Lo que a mí me ha sucedido, o le ha sucedido a todo el mundo o sólo a mí; en un caso, no es novedad, y en el otro no es cosa que se comprenda. Si escribo lo que siento es porque así disminuyo la fiebre de sentir".

"Me sosiego, sí, me sosiego (...) que los dioses también pasan". Por supuesto, si es de vuestro gusto podemos comentar el sentido de estos extractos en los comentarios.

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1- Amarás la infancia sobre todas las cosas

"La niña sabe que la muñeca no es real, y la trata como real hasta llorarla y disgustarse cuando se rompe. El arte del niño es el de irrealizar. ¡Bendita esa edad equivocada de la vida, cuando se niega el amor porque no hay sexo, cuando se niega la realidad por jugar, tomando por reales a cosas que no lo son! (...) El niño no da más valor al oro que al vidrio. Y, en verdad, ¿vale más el oro?

(...)

La actitud feliz de un niño que coge conchas en la playa, imagen que más que ninguna muestra toda la felicidad posible. ¡Coge conchas en la playa! Nunca hay dos iguales para el niño. 

Se duerme con las dos más bonitas en la mano, y cuando se las pierden o las tiran -¡un crimen! ¡robarle trozos exteriores del alma! ¡arrancarle pedazos de sueño!-, lloran como un Dios a quien han robado el universo recién creado. 


2- Escribirás sentencias gramaticalmente incorrectas si hay razón para ello

" La gramática es un instrumento, y no una ley (...) Si quiero decir que existo, diré: -Soy-. Si quiero decir que existo como alma separada, diré: -Soy yo-. 

Pero si quiero decir que existo como entidad que a sí misma se dirige y forma, que ejerce junto a sí misma la función divina de crearse, ¿cómo he de emplear el verbo ser sino convirtiéndolo súbitamente en transitivo? Y entonces, triunfalmente, antigramaticalmente supremo, diré: -Me soy-. 

Habré dicho una filosofía en dos palabras pequeñas. ¿Cuán preferible es esto a no decir nada en cuarenta frases? Obedezca a la gramática quien no sabe pensar lo que siente. Sírvase de ella quien no sabe pensar en sus expresiones. 

Cuéntase de Segismundo, Rey de Roma, que, habiendo, en un discurso público, cometido un error gramatical, respondió a quien le habló de él: -soy el Rey de Roma, y además de la gramática-. Y la historia narra que fue conocido en ella como Segismundo supergrammaticam. ¡Maravilloso símbolo! Cada hombre que sabe decir lo que dice es, a su manera, Rey de Roma".

Soares distingue entre hablar (emitir símbolos) y decir (utilizarlos como expresión clara de emociones, ideas, realidades). 


3- Santificarás lo monótono

"Una sola cosa me maravilla más que la estupidez con la que la mayoría de los hombres viven su vida: es la inteligencia que hay en esa estupidez. La monotonía de las vidas vulgares es, aparentemente, pavorosa. 

Estoy almorzando en este restaurante vulgar, y miro, más allá del mostrador, la figura del cocinero; y aquí, a mi lado, está de pie el camarero viejo que me sirve, como hace treinta años, creo, sirve en esta casa. ¿Qué vidas son las de estos hombres? 

Hace cuarenta años que aquella figura de hombre vive casi todo el día en una cocina; tiene unas breves vacaciones; duerme relativamente pocas horas; va de vez en cuando al pueblo, del que vuelve sin duda y sin pena; almacena lentamente dinero lento, que no se propone gastar; se pondría enfermo si tuviera que retirarse de su cocina (definitivamente) para irse a los campos que ha comprado en Galicia; está en Lisboa desde hace unos cuarenta años y nunca ha ido, siquiera, a la Rotonda ni un teatro (...) 

Se casó no sé cómo ni por qué, tiene cuatro hijos y una hija, y su sonrisa, al inclinarse, desde el lado de allá del mostrador hacia donde estoy, expresa una gran, una solemne, una contenta felicidad (...) 

¿Y el camarero que me sirve, y que acaba de poner ante mí el millonésimo café de su puesta de café en las mesas? Tiene la misma vida que el cocinero, apenas con la diferencia de cuatro o cinco metros (..) y descubro, cuando voy a sentir horror, pena, horror, indignación, que quien no siente horror, ni pena, ni indignación, son los mismos que tendrían derecho a sentirlos, son los mismos que viven esas vidas. 

Es el error central de la imaginación literaria: suponer que los otros son nosotros y que deben sentir como nosotros. 

Todo, a fin de cuentas, se da en relación a aquello en que se da. Un pequeño incidente callejero, que llama a la puerta al cocinero de esta casa, le entretiene más que me entretiene a mí la contemplación de la idea más original, la lectura del mejor libro, el más grato de los sueños inútiles. 

Y si la vida es esencialmente monotonía, el hecho es que él se ha librado de la monotonía más fácilmente que yo. La verdad no está con él ni conmigo, porque no está con nadie; pero la felicidad está verdaderamente con él. 

Sabio es quien monotoniza la existencia, puesto que entonces cada pequeño incidente tiene un privilegio de maravilla. El cazador de leones no tiene aventuras más allá del tercer león. Para mi cocinero monótono, una escena de bofetadas en la calle tiene siempre algo de apocalipsis modesto. Quien no ha salido nunca de Lisboa viaja al infinito en el tranvía cuando va a Benfica (...) 

El viajero que ha recorrido toda la tierra, de cinco mil millas en adelante no encuentra novedades, porque sólo encuentra cosas nuevas; otra vez la vejez de lo eterno nuevo, pero el concepto abstracto de novedad se quedó en el mar con la segunda de ellas (...) 

En medio de mi trabajo de todos los días, oscuro, igual e inútil, me surgen visiones de fuga, huellas soñadas de islas lejanas, fiestas en avenidas de parques de otras eras, otros paisajes, otros sentimientos, otros yo. Pero reconozco, entre dos asientos, que si tuviese todo eso, nada de eso sería mío. 

Más vale, en realidad, el patrón Vasques que los Reyes del Ensueño, la Calle de los Doradores que las grandes avenidas de los parques imposibles. Teniendo al patrón Vasques, puedo disfrutar del sueño de los Reyes del Ensueño; teniendo la oficina de la Calle de los Doradores, puedo disfrutar de la visión interior de los parques que no existen. 

Pero si tuviese a los Reyes del Ensueño, ¿qué me quedaría por soñar? Si tuviese los paisajes imposibles, ¿qué me quedaría de imposible?

La monotonía, la igualdad sin brillo de los días iguales, la ninguna diferencia entre hoy y ayer; que esto me quede siempre, con el alma despierta para disfrutar de la mosca que me distrae, cuando pasa por casualidad ante mis ojos, de la carcajada que se levanta voluble desde la calle indeterminada, la vasta liberación de ser hora de cerrar la oficina, el descanso infinito de un día de fiesta.

Puedo imaginarlo todo, porque no soy nada. Si fuese algo, no podría imaginar. El ayudante de contabilidad puede soñarse emperador romano; el Rey de Inglaterra está privado de ser, en sueños, otros rey distinto del rey que es. Su realidad no le deja sentir.

(..)

La vida es para nosotros lo que concebimos en ella. Para el rústico cuyo campo lo es todo, ese campo es un imperio. Para el César cuyo imperio le parece todavía poco, ese imperio es un campo. El pobre posee un imperio; el grande posee un campo. 

En verdad, no poseemos más que nuestras propias sensaciones; en ellas, pues, que no en lo que ellas ven, tenemos que fundamentar la realidad de nuestra vida."


4- Elogiarás lo inútil

"Y porque este libro es absurdo, yo lo amo; porque es inútil, yo quiero darlo; y porque de nada sirve quiero dártelo, yo te lo doy... Reza por mí al leerlo, bendíceme por amarlo y olvídalo como el sol de hoy al sol de ayer".
(...)

"Qué santificados de lo Absurdo los artistas que quemaron una obra muy bella, de aquellos que, pudiendo hacer una obra bella, a propósito la hicieron imperfecta, de aquellos poetas máximos del Silencio que, reconociendo que podrían hacer una obra del todo perfecta, prefirieron osar no hacerla nunca. ¡Cuánto más bella la Gioconda si no la pudiésemos ver! Y si quien la robase la quemara, cuán artista sería, qué mayor artista que quien la pintó! 

¿Por qué es bello el arte? Porque es inútil. ¿Por qué es fea la vida? Porque es toda fines y propósitos e intenciones. Todos sus caminos son para ir de un punto a otro. Ojalá hubiera un camino hecho desde un lugar del que nadie parte hasta un lugar al que nadie va."

5- La muerte te igualará 

"Sí, pasaremos todos, pasaremos todo. Nada quedará de lo que gastó sentimientos y guantes, de lo que habló de la muerte y de la política local. Como es la misma luz la que ilumina las faces de los santos y las polainas de los transeúntes, así será la misma falta de luz la que dejará en lo oscuro la nada que quede de haber sido unos santos y otros gastadores de polainas.

 En el vasto remolino, como el de las hojas secas, en que yace indolentemente el mundo entero, tanto importan los reinos como los vestidos de las costureras, y las trenzas de las niñas rubias van en el mismo giro mortal que los cetros que han figurado a los imperios (...) un día, al final del conocimiento de las cosas, se abrirá la puerta del fondo, y todo lo que fuimos -basura de estrellas y de almas- será barrido hacia fuera de casa, para que lo que existe vuelva a empezar."


6- Serás nihilista

"Si considero atentamente la vida que viven los hombres, nada encuentro en ella que la diferencie de la vida que viven los animales. Unos y otros son lanzados inconscientemente a través de las cosas y el mundo; unos y otros se entretienen con intervalos; unos y otros recorren diariamente el mismo trayecto orgánico; unos y otros no piensan más allá de lo que piensan, ni viven más allá de lo que viven. 

El gato se revuelca al sol y allí duerme. El hombre se revuelca en la vida, con todas sus complejidades, y allí duerme. Ni uno ni otro se libera de la ley fatal de ser como es. Ninguno intenta levantar el peso de ser (...) siervo de mis sensaciones y de la hora en que las tenga."

(...)

"Todo cuanto ha sido hecho está lleno de errores, de faltas de perspectiva, de ignorancias, de rasgos de mal gusto, de debilidades y distracciones (...) El esfuerzo nunca llega a ninguna parte. Sólo la abstención es noble y elevada, porque ella es la que reconoce que la realización es siempre inferior, y que la obra hecha es siempre la sombra grotesca de la obra soñada."



7- Desearás lo que no tengas

"Me gustaría estar en el campo para que me pudiera gustar la ciudad (...) adoramos la perfección porque no la podemos tener; la repugnaríamos si la tuviésemos. Lo perfecto es lo inhumano, porque lo humano es imperfecto (...) Nos pasmamos, adorando, de la tensión hacia lo perfecto de los grandes artistas. Amamos su aproximación a lo perfecto pero la amamos porque es sólo aproximación."

"El arte tiene valor porque nos saca de aquí".


8- Dirás: los materialistas no tienen ni idea

"No puedo establecer una relación clara -una relación visual, diré- entre una masa visible de materia cenicienta, o de otro color cualquiera, y esta cosa yo que por detrás de mi mirada ve los cielos y los piensa, e imagina cielos que no existen".


9- Evitarás la violencia

"Las guerras y las revoluciones -hay siempre una u otra en curso- llegan, en la lectura de sus efectos, a causar, no horror, sino tedio. No es la crueldad de todos esos muertos o heridos, el sacrificio de todos los que mueren combatiendo, o son muertos sin que combatan, lo que pesa duramente en el alma; es la estupidez que sacrifica vidas y haberes a algo inevitablemente inútil.

Todos los ideales y todas las ambiciones son un desvarío de comadres hombres. No hay imperio que valga el que por él se rompa la muñeca una niña. No hay ideal que merezca el sacrificio de un tren de juguete."

10- No enriquecerás a las agencias de viajes

"El tedio de lo constantemente nuevo, el tedio de descubrir, bajo la falsa apariencia de las cosas y de las ideas, la perenne identidad de todo, la semejanza absoluta entre la mezquita, el templo y la iglesia, la igualdad de la cabaña y del castillo, el mismo cuerpo que es el rey vestido y el salvaje desnudo, la eterna concordancia de la vida consigo misma (...)

 los paisajes son repeticiones (...) si imagino, veo. ¿Qué más hago si viajo? Sólo la debilidad extrema de la imaginación justifica que haya que desplazarse para sentir. 

Cualquier carretera, esa misma carretera de Entepfuhl, te llevará hasta el fin del mundo. Pero el fin del mundo es el mismo Entepfuhl de donde se ha partido. En realidad, el fin del mundo, como el principio, es nuestro concepto de él. 

Es en nosotros donde los paisajes tienen paisaje (...) ¿para qué viajar? En Madrid, en Berlín, en Persia, en la China, en ambos polos, ¿dónde estaría sino en mí mismo, y en el tipo y género de mis sensaciones? La vida es lo que hacemos de ella. Los viajes son los viajeros. Lo que vemos no es lo que vemos, es lo que somos. 

El único viajero con alma verdadera que he conocido era un chico de la oficina que había en otra casa en la que, en tiempos, estuve empleado. Este muchacho coleccionaba folletos de propaganda de ciudades, países y compañías de transporte (...) no sólo era el mayor viajero, por ser el más verdadero, que he conocido: era también una de las personas más felices que me ha sido dado encontrar(...)

 Hoy debe ser un hombre, estúpido, cumplidor de sus deberes, quizás casado, sustentáculo social de cualquiera, muerto, en fin, en su misma vida. Hasta es posible que haya viajado con el cuerpo, él que tan bien viajaba con el alma. (...) tal vez un día, de viejo, se acuerde de que es no sólo mejor, sino más verdadero, soñar con Burdeos que desembarcar en Burdeos.

¿Qué es viajar, y para qué sirve viajar? Cualquier ocaso es el ocaso; no es menester ir a verlo a Constantinopla. ¿La sensación de liberación que nace de los viajes? Puedo sentirla saliendo de Lisboa hasta Benfica, y sentirla más intensamente que quien va a la China, porque si la liberación no está en mí, no está, para mí, en ninguna parte.

 (...)

Condillac comienza su libro célebre: por más alto que subamos y más bajo que bajemos, nunca salimos de nuestras sensaciones. Nunca desembarcamos de nosotros. Nunca llegamos a otro sino otrándonos mediante la imaginación sensible de nosotros mismos.

 (...) 

Ya he cruzado más mares que todos, he pasado ya por ciudades más que existentes, y los grandes ríos de ningunos mundos han fluido, absolutos, bajo mis ojos contemplativos. Si viajase, encontraría la copia débil de lo que ya había visto sin viajar. 
(...)

¿Qué puede darme la China que mi alma no me haya dado ya? Y si mi alma no me lo puede dar, ¿cómo me lo dará la China, si es con mi alma como veré la China, si la veo? Podré ir a buscar riqueza al Oriente, pero no riqueza del alma, porque la riqueza de mi alma soy yo (...) somos todos miopes, excepto hacia adentro. 

(...)

La experiencia directa es el subterfugio, o el escondrijo, de quienes están desprovistos de imaginación. Leyendo los riesgos que ha corrido el cazador de tigres, tengo cuantos riesgos ha valido la pena tener, salvo el del mismo riesgo, que tanto no valió la pena sufrir, que ha pasado".

(...)

El universo no es mío: soy yo."

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